miércoles, 28 de marzo de 2012

RESEÑA DE LA LECTURA



La escuela fue pensada para una matrícula muy reducida y su planta orgánica funcional, en relación con los docentes se cubría mayoritariamente con estudiantes de magisterio.

La cultura escolar marcado por un acentuado individualismo hacia el trabajo atomizado de los docentes y alumnos no pudiera redundar en experiencias contra homogéneas, que puedan ponerla en crisis (criticar).

Todos los niños tienen igualdad de oportunidades, las mismas posibilidades de desarrollar sus dotes intelectuales y de enfrentarse en las mismas condiciones a las propuestas de la escuela, sin embargo antes de llegar a la escuela, sufren en un país donde se han roto los tejidos sociales.

La primera dificultad que se visualizo, es que los docentes tenían el mismo concepto; decían o percibían que el alumno “fracasaba” por su situación económica y social.

Con el objetivo de fortalecer el rol del docente, se pretendía que el docente se permitiera cuestionar y cuestionarse, argumentar, sentirse parte de la escuela y darse cuenta de que el problema de los alumnos, es no solo que deben aprender cosas en cuyos aprendizajes fracasaron, sino que tienen que aprender de otra forma.

Entonces se centro el trabajo en los modelos de relaciones interpersonales y comunicacionales en el aula y en todos los escenarios de la institución, redefiniendo roles y funciones.

Existe en la institución diversidad en la formación docente. Esto se traduce en la falta de acuerdos concretos en relación con los criterios de selección, jerarquización y secuenciación de contenidos del área, como así también la concepción de la misma y la concepción del lenguaje.

La alfabetización no es un proceso natural, sino social que se inicia desde el momento en que el niño entra en contacto con distintos bienes simbólicos a través  de diversos soportes.
Alfabetizar es mucho más que adquirir competencias para leer y escribir, es profundizar la inclusión como sujetos en cultura escrita de una comunidad con mayor justicia.

En la práctica significaba renunciar a una identidad y una cultura institucional muy arraigada y que aparentemente funcionaba y adentrarse a un terreno desconocido.

La escuela y su accionar suele adjudicarse, no inconscientemente, un lugar de neutralidad política en cuanto a la tarea pedagógica. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario